En la literatura es   habitual que proliferen los títulos raros, retorcidos y   recargados. De hecho, hasta se ha creado un Generador del   Posmodernismo, un software que genera disparates   aleatorios y sintácticamente correctos de estilo posmodernista. En ciencia   ocurre menos, pero también podemos encontrar algunos ejemplos   gloriosos.
Anualmente, desde   hace décadas, la revista The Bookseller establece el premio Diagrama   para el Título Más Curioso del Año. El ganador de 1978, por   ejemplo, fue Actas de la segunda conferencia internacional sobre ratones   desnudos.
La ciencia no suele   buscar títulos que suenen pomposos o ininteligibles (al menos no más allá de la   ininteligibilidad del tema objeto de glosa), salvo algunas excepciones, como la   broma concebida por Isaac Asimov: Propiedades Endocrónicas   de la Tiotimolina Resublimada. Se publicó en la revista Astounding   Science Fiction, y poseía hasta de su breve bibliografía al final del   artículo. Muchos estudiantes habían intentado consultar esta bibliografía de   autores inventados en la biblioteca de varias facultades.
Dejando las bromas a   un lado, algunos de los libros científicos o técnicos que han ganado el premio   Diagrama son los siguientes:
Teoría de la   laminación longitudinal (1983).
Acontecimientos destacados de la historia del   cemento (1994).
Avances en   la cría de vacas lecheras. Nuevas oportunidades para ampliar el uso de la   paja (1998).
Malas   hierbas en un mundo cambiante (1999)


