Los libros no son imperecederos. Tanto los elementos ambientales como una mala preservación pueden deteriorarlos o, en el peor de los casos, acabar con ellos. Te contamos cómo cuidarlos para que duren toda una vida.
El cuidado oportuno de nuestra biblioteca hará que los libros se mantengan en perfecto estado. Compartir esta tarea con los niños y niñas desde la infancia hará que respeten los libros y aprendan a valorarlos apropiadamente. Un niño que se preocupa y cuida un libro es un niño que ha aprendido a apreciar lo que una obra significa y lo que puede ofrecerle hoy y mañana.
A continuación te contamos cuáles son los grandes enemigos de un libro, así como varios consejos para un buen mantenimiento.
El cuidado oportuno de nuestra biblioteca hará que los libros se mantengan en perfecto estado. Compartir esta tarea con los niños y niñas desde la infancia hará que respeten los libros y aprendan a valorarlos apropiadamente. Un niño que se preocupa y cuida un libro es un niño que ha aprendido a apreciar lo que una obra significa y lo que puede ofrecerle hoy y mañana.
A continuación te contamos cuáles son los grandes enemigos de un libro, así como varios consejos para un buen mantenimiento.
El polvo
Al estar colocados en un mismo sitio durante largos periodos de tiempo, las partículas de polvo se adhieren a cubiertas y hojas con gran facilidad y en grandes cantidades sin que apenas nos demos cuenta. Dicho polvo lleva consigo partículas que pueden oxidar el libro y, en ocasiones, incluso huevos de insectos. Es aconsejable limpiar regularmente el canto superior de los libros con un plumero o una brocha de cerdas suaves.
Para realizar una limpieza más profunda, por ejemplo, alrededor de cada seis meses, sacaremos los libros de sus estantes. El mueble debe limpiarse primero con un paño húmedo para retirar el polvo y luego proceder a su secado con papel o una bayeta seca. Ten en cuenta que el estante debe estar bien seco antes de volver a colocar los ejemplares en él.
En cuanto a los cantos y tapas del libro, podemos utilizar el plumero, un paño seco o un pequeño aspirador, manteniendo el libro bien apretado para que el polvo que retiramos no se introduzca entre las páginas. Como truco para apartar el polvo adherido a los bordes de estas, podemos utilizar una goma de borrar lápices bien limpia.
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Fuente:literaturasm.com
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