mércores, 30 de outubro de 2013

Derechos de los lectores en la era del libro electrónico

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Biblioteca nacional de México

Shiyali Ramamrita Ranganathan (1892-1972) fue un matemático que se ganó el título del Padre de la Biblioteconomía en la India, su país natal, por su contribución a los sistemas de clasificación al desarrollar el sistema de clasificación facetada; sin embargo, lo que le valió el reconocimiento a nivel internacional fue la elaboración en 1931 de sus famosas Cinco Leyes de la Bibliotecología:

1.- Los libros son para usarse
2.- A cada lector su libro
3.- A cada libro su lector
4.- Hay que ahorrar tiempo al lector
5.- La biblioteca es un organismo en crecimiento

Quizá Ranganathan nunca imaginó la repercusión de estas 5 máximas para el mundo de la bibliotecología que a más de ocho décadas de distancia siguen teniendo un gran valor. Lo que definitivamente nunca pudo predecir fue la “revolución” y evolución que estaría viviendo el mundo del libro con el auge del libro electrónico y donde estas leyes siguen tan vigentes aunque el formato cambie.

A pesar de la vigencia de las 5 Leyes de la Bibliotecología, la naturaleza del libro electrónico y los retos que debe de enfrentar hacen necesaria una reformulación y adaptación a los nuevos tiempos, al nuevo formato y a las amenazas que se ciernen sobre él, por ejemplo, los DRMs, la baja calidad en el diseño editorial y en la corrección de estilo, a quién pertenece el libro realmente, entre otras.

Ante estos tiempos que corren y los retos tanto de lectores como del libro electrónicos, muchos expertos en la materia se han aventurado a formular nuevas leyes y máximas que se adapten y satisfagan las necesidades actuales tanto de los lectores como de los contenidos, veamos algunas de ellas:

Los derechos del lector de acuerdo con Mike Cane:

1.- El derecho a una portada digna.
2.- El derecho a un índice (con enlaces a cada capítulo).
3.- El derecho a una maquetación correcta.
4.- El derecho a la posibilidad de subrayar pasajes en el libro.
5.- El derecho a marcar páginas.
6.- El derecho a copiar.
7.- El derecho a ilustraciones legibles.
8.- El derecho a la corrección tipográfica.
9.- El derecho a una pantalla libre de anuncios.

Del lado de nuestro idioma, encontramos a Javier Celaya y José Antonio Vázquez que en mayo de 2010 formularon un dodecálogo del lector digital en donde sobresalen temas como la privacidad del lector, la propiedad del libro y la posibilidad de leerlo en la plataforma que mejor convenga al lector (e-reader, computadora, teléfono inteligente, en la nube, etc.), la portabilidad de los datos y otros que también se mencionan en los derechos de Cane.

La bibliotecaria Alicia Sellie, de la mano de Matthew Goins, ambos preocupados por las barreras que representan los DRM elaboraron también su Declaración de Derechos de los Libros Digitales, mismos que han quedado asentados en la web ReadersBillofRights.Info:

1.- Capacidad para retener, almacenar y transferir los libros adquiridos
2.- Capacidad de crear una copia en papel del libro electrónico.
3.- Los libros electrónicos deben estar en un formato abierto (para que pueda leerse por ejemplo en una computadora y no en un solo dispositivo)
4.- Capacidad para elección del hardware para acceder a los libros (por ejemplo, en 3 años, cuando el dispositivo ya no sirva, que todavía se pueda leer en otro hardware)
5.- La información del lector debe ser privada (los datos sobre cómo, cuándo y qué leemos no serán almacenados, vendidos o comercializados).

En el blog de Kobo hace tiempo se publicó también un listado sobre derechos del lector:

1.- Derecho a bajar los libros al dispositivo.
2.- Derecho a subir libros en el dispositivo.
3.- Derecho a conservar su biblioteca.
4.- Derecho a la libertad de movimiento.
5.- DRM solo cuando es necesario, pero no innecesarios DRM.

No deja de ser curioso que Kobo al ser un distribuidor de libros electrónicos y no un lector, no sea tan contundente en el tema del DRM, no se cuáles serían los casos específicos en los que un libro requiere de DRM y mucho menos queda claro a lo que ellos llamen DRM innecesarios. En fin, queda claro que son unos derechos de los lectores pensados por alguien que vende y no el que consume.

Como podemos notar, las principales preocupaciones se centran en la privacidad del lector y la comercialización de su comportamiento lector, otro tema no menos importante tiene que ver con el DRM y las barreras que éste representa y el reto que puede representar el constante cambio de formatos y dispositivos. Los derechos del lector es un tema que preocupa y debe seguir ocupando tanto a los lectores como a escritores, editores y distribuidores de contenido si se pretende que la lectura en pantalla satisfaga las necesidades de todos y se convierta en una verdadera opción al momento de leer.



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