venres, 12 de xullo de 2013

Consejos para ayudar a un niño a amar la lectura


La lectura no solo proporciona información (instrucción) sino que forma (educa) creando hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo, concentración… y recrea, hace gozar, entretiene y distrae. Una persona con hábito de lectura posee autonomía cognitiva, es decir, está preparada para aprender por sí mismo durante toda la vida. En esta época de cambios vertiginosos en la cual los conocimientos envejecen con rapidez, es fundamental tener un hábito lector que nos garantice tener conocimientos frescos, actualizados pues ello nos vuelve laboral y académicamente más eficientes y competentes en el campo laboral o académico.

Te dejamos estos consejos para iniciar y ayudar a amar la lectura en los niños y no tan niños.

Los fines de semana, compra tebeos con ellos. Que pueda elegir lo que le gusta. Y cuando hablo de elegir me refiero a eso: comparar entre tebeos o libros y decidir cuál le gusta más (seguramente le gustará más de uno). Conviene dejarle con ganas de más: “te compro hoy este y, si te portas bien, la próxima semana te compro otro”).

Acércate al departamento infantil de las librerías y déjales en libertad. Es un buen plan de paseo los días de lluvia o mucho frío. Que busquen, que husmeen y que miren lo que les apetezca, aunque luego no compres nada. No te sientas gorrón. Te aseguro que la librería amortizará la visita tarde o temprano. Con tu dinero o con el suyo.

Si en esa visita a la librería se enamora de un libro, no se lo compres de inmediato.Ponles un reto para que se lo ganen, o diles que es muy caro y le pagas la mitad. Que la otra la saque de su hucha.

Para hijos un poco más creciditos: digan, lo que digan: la prensa deportiva es un gran aliado de la lectura de niños y adolescentes (pero, eso sí, antes tira las fotos subidas de tono y los anuncios de prostitución, que por desgracia aún siguen existiendo).

Si les ha gustado un libro o cuento o historia, interésate por ella; pídele que te la cuenten, hazle preguntas. Leer no consiste en verbalizar, sino en comprender un mensaje. Uno ha entendido algo cuando puede explicarlo con sus propias palabras. Ejercicio imprescindible y que requiere mucha paciencia paterna (como les emocione una historia y vean que alguien les hace caso, hay niños que pueden estar horas hablando solos).

En las entrevistas con su profesor, no olvides hablar de la lectura en casa. Conviene que los maestros están informados de sus intereses; además, siempre podrá ofrecer un buen consejo para estimular al niño.

Si le ha gustado una película, sugiérele un libro sobre esa misma película. He de advertir que alguna de mis fuentes no está de acuerdo con este consejo, pero en mi caso particular la experiencia ha sido positiva; de modo que lo dejo sólo como sugerencia.

Revisa los contenidos. Hay cómics que a simple vista parecen inofensivos pero su rectura resulta desaconsejable incluso para los adultos. Mucho ojo, porque los pervertidos no sólo se esconden por internet. Hay editores que no demuestran ningún respeto por la infancia.

Y, aunque parezca de perogrullo, revisa la vista de tus hijos: hay niños que no leen porque, simplemente, no ven bien. Hablo por propia experiencia. Una revisión al año no hace daño, sobre todo a estas edades.

Y sobre todo, predica con el ejemplo. Lee tú y que te vea.



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