Si leemos Los viajes de Gulliver, una novela de aventuras con gran carga satírica escrita en 1726 por Jonathan Swift, descubriremos un detalle científico totalmente inesperado para la época en la que fue concebida la obra.
Y es que, según escribió Swift, los astrónomos de Liliput, esa civilización de diminutas personas, sabían que alrededor de Marte orbitaban dos satélites más pequeños que se regían por las mismas leyes gravitatorias que los demás cuerpos celestes.
Esta afirmación era considerada, en su tiempo, un disparate más como otros tantos que fueron alumbrados por la fértil imaginación de Swift. Sin embargo, más de un siglo después se descubrió que los astrónomos de Liliput tenían razón, tal y como lo escribe Ana Andreu Baquero en su libro Lo que Robinson Crusoe le contó a Lolita:
Lo asombroso de esta afirmación radica en el hecho de que Swift escribió la novela ciento cincuenta años antes de que se descubrieran los dos satélites del planeta rojo. Por si esto fuera poco, las medidas y el período orbital presentados en la obra coinciden casi exactamente con las reales.
Esta predicción tuvo mucho de coincidencia. No obstante, en honor a ella, el astrónomo que descubrió los cráteres del satélite Deimos decidió bautizar a uno de ellos con el nombre del autor de Los viajes de Gulliver.
Por cierto, otro cráter cuyo nombre tiene una gran historia detrás es el lunar Kovalévskaya. Sofia Kovalévskaya fue primera mujer que consiguió una plaza de profesora universitaria en Europa (1881).
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