Twitter se está convirtiendo en la red social de microblogging consolidada, hasta el punto de que 'tweet' acaba de ser aceptado por el Diccionario Inglés de Oxford, que a la consabida acepción cuando se refiere a un pájaro: "comunicar algo con un sonido o llamada breve y aguda, o con una serie de sonidos", se añade: "publicar un mensaje en la red social Twitter".
Twitter también se está convirtiendo en un laboratorio para llevar a cabo toda clase de estudios. Por ejemplo, descubrir quién es el que está tuiteando en función de la frecuencia de tuits, empleando para ello un algoritmo.
¿Recordáis esa batería de preguntas que se usaba en la película Blade Runner para descubrir si estabas hablando con un replicante? Pues con este algoritmo de frecuencia de tuiteo ocurre algo parecido: sabremos, con independencia del contenido del mensaje, si el emisor del tuit es un ser humano, un programa informático o una empresa. Simplemente evaluando la frecuencia de tuiteo. Como un rudimentario test de Turing.