Con la llegada de las fiestas   comienzan los ritos. Costumbres que llenan de alegría el ambiente pero que,   muchas veces, no entendemos, o mal interpretamos. Es por eso que preparé esta   serie de artículos para aclarar que son, y de donde provienen, todos los cuentos   y ritos de la Navidad.
Secciones:
-     La Navidad o nacimiento de Jesús Cristo
-     La "Estrella" de Belén
-     Los "Reyes" Magos
-     Papa Noel o Santa Claus o San Nicolás.
Por Martín A.   Cagliani
  
El 25 de diciembre (solsticio   de invierno en el hemisferio norte) se festeja la Navidad en toda la cristiandad   (excepto en la iglesia ortodoxa). La Navidad, es el nacimiento de Cristo. Veamos   porque y desde cuando se festeja el nacimiento de Jesús en el 25 de diciembre.
Actualmente, la Navidad es   una fiesta más profana que religiosa. Es tiempo de gran actividad comercial e   intercambio de regalos, reuniones y comidas familiares. En Occidente se celebra   la Misa del gallo en iglesias y catedrales. En los países de América Latina, de   arraigada tradición católica, se celebra especialmente la Nochebuena (24 de   diciembre) con una cena familiar para la que se elaboran una diversidad de   platos, postres y bebidas tradicionales. También se acostumbra asistir a la Misa   del gallo y celebrar con cohetes y fuegos artificiales.
En México, la Nochebuena   constituye la culminación de una celebración que dura nueve días a la que se   llama "las posadas". Éstas empiezan el 16 de diciembre y conmemoran el viaje de   María y José en su búsqueda de alojamiento antes del nacimiento de   Jesús.
En el siglo II de nuestra era   (100 años después del nacimiento de Cristo), los cristianos sólo conmemoraban la   Pascua de Resurrección, ya que consideraban irrelevante el momento del   nacimiento de Jesús y, además, desconocían absolutamente cuándo pudo haber   acontecido.
Durante los siglos   siguientes, al comenzar a aflorar el deseo de celebrar el natalicio de Jesús de   una forma clara y diferenciada, algunos teólogos, basándose en los textos de los   Evangelios, propusieron datarlo en fechas tan dispares como el 6 y 10 de enero,   el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y 25 de mayo y algunas otras. Pero el   papa Fabián (236-250) decidió cortar por lo sano tanta especulación y calificó   de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento del   nazareno. La Iglesia armenia fijó el nacimiento de Cristo el 6 de enero,   mientras otras iglesias orientales, egipcios, griegos y etíopes propusieron   fijar el natalicio en el día 8 de enero.
Finalmente, dado que en el   concilio de Nicea (año 325) se declara oficialmente que Jesús es una divinidad,   ya que el padre y el hijo son el mismo, se decidió fijar el natalicio de Cristo   durante el solsticio de invierno (en el hemisferio norte) o sea, el 25 de   diciembre, fecha en que se festejaba el nacimiento de variadas deidades romanas   y germanas. Se tomo por fecha inmutable, durante el pontificado de Liberio   (352-366), la noche del 24 al 25 de diciembre, día en que los romanos celebraban   el Natalis Solis Invicti, el nacimiento del Sol Invicto (un culto muy popular y   extendido al que los cristianos no habían podido vencer o prescribir hasta   entonces) y, claro está, la misma fecha en que todos los pueblos contemporáneos   festejaban la llegada del solsticio de invierno. Las iglesias orientales   siguieron y siguen festejando la Navidad el 6 de enero.
Con la instauración de la   Navidad también se recuperó en Occidente la celebración de los cumpleaños,   aunque las parroquias europeas no comenzaron a registrar las fechas de   nacimiento de sus feligreses hasta el siglo XII.
En un principio la Navidad   tuvo un carácter humilde y campesino, pero a partir del siglo VIII comenzó a   celebrarse con la pompa litúrgica que ha llegado hasta hoy, creando   progresivamente la iluminación y decoración de los templos, los cantos, lecturas   y escenas piadosas que dieron lugar a representaciones al aire libre del   nacimiento en portal de Belén, el famoso Pesebre.
Aunque la tradición nos ha   llevado a creer que Jesús nació en el primer año de nuestra era, lo cierto es   que no fue así, ni mucho menos, si nos atenemos a los únicos datos conocidos   sobre el particular, eso es a las informaciones vagas y contradictorias   reseñadas por sus biógrafos, Mateo y Lucas, que, además, situaron el domicilio   habitual de José y María en dos lugares diferentes y muy distantes entre sí:   Belén (Judea) y Nazaret (Galilea). El mismo Lucas relata en su texto el   nacimiento de Jesús en dos fechas distintas, una en el año 6-7 d. C. y otra en   el 4 a. C. De esta forma un mismo evangelista, en las cuatro primeras paginas de   su texto, dató el nacimiento de Cristo en dos fechas separadas entre sí por un   mínimo de 10 años. Mateo fijó el nacimiento de Jesús "en los días del rey   Herodes" (Mt 2, 1) y, por tanto, antes del año 4 a. C., durante el cual murió el   monarca judío.
Los principales expertos   actuales fechan el nacimiento de Cristo entre el año 9 y 5 a. C., habiendo un   gran consenso alrededor del año 7 o 6 a. C., lo sitúan en el contexto de la   población judía de Palestina, y piensan que Jesús residió en Nazaret (Galilea),   hasta la edad de cuarenta años, poco más o menos, trabajando en el oficio   familiar de carpintero albañil hasta que lo dejó para ir al encuentro de Juan el   Bautista, tras lo cual inició el corto período (alrededor de 2 años) de vida   pública que relatan los Evangelios.
Si bien el lugar exacto del   nacimiento de Jesús no se sabe, ya que los evangelista callan al respecto, una   tradición cristiana tardía dio por cierta la suposición de que el nacimiento   tubo lugar en alguna de las muchas cuevas calizas que existen en las cercanías   de Belén. Habiendo sobrevenido el nacimiento de Jesús, según la tradición   católica, mientras sus padres estaban refugiados en una cueva que contenía un   pesebre por todo mobiliario, y estando aparentemente faltos de medios materiales   y de calefacción (era invierno en esa zona), aparecen en escena los dos   personajes infaltables en los pesebres, el buey y el asno, que con su aliento   calentaron devotamente al niño recién nacido. Esto es aceptado por la Iglesia, a   pesar de que no figura en ninguno de los Evangelios, sino que figura en el   evangelio apócrifo (no oficial) denominado Pseudo Mateo, del cuál proviene el   relato en el que esta basado el pesebre que adorna todos nuestros árboles de   Navidad.
La concepción de Jesucristo,   nueve meses antes, según lo cuenta Mateo (Mt 1. 18-25) fue así: María y José   estaban desposados, pero todavía no convivían. María, que era virgen, se halló   concebida del Espíritu Santo. José siendo un hombre justo no quiso denunciarla   como adultera, sino que resolvió repudiarla en secreto. Y, según cuenta Mateo,   mientras reflexionaba sobre esto, se le apareció en sueños un ángel y le dijo   que no temiera recibir en su casa a María, su esposa, ya que lo concebido en   ella era obra del Espíritu Santo. También le dijo, que daría a luz un hijo al   que deberían ponerle de nombre Jesús, porque salvaría a todo su pueblo de sus   pecados. Y José hizo todo lo que el ángel le mando.
José, el carpintero, fue uno   de los hombres más injustamente tratados por la historia cristiana. En las   primitivas representaciones de la familia de Jesús, aparecía como un hombre   joven, fuerte y sin barba, pero como consecuencia del inicio del culto a María,   la figura del carpintero fue postergada y relegada al papel de encargado de   aprovisionar de alimento a la familia. Junto a este proceso también se le hizo   envejecer hasta la senectud, de forma que, siendo ya nulo su vigor no fuese   obstáculo ni sombra de sospecha que impidiese proclamar la virginidad perpetua   de María.
Las diferencias que aparecen   entre los relatos del nacimiento hechos por Mateo y Lucas (Marcos y Juan ni   siquiera se ocupan de ello) pueden deberse a que ambos no se conocieron jamás y   escribieron sus evangelios en tierras muy diferentes (Egipto y Roma   respectivamente), por lo que adornaron su narración sobre Jesús inspirándose en   leyendas ya existentes pero que gozaban de diferente prestigio en un lugar u   otro; por eso Mateo tiño de orientalismo el nacimiento de Jesús mientras que   Lucas se adaptó a tradiciones míticas que eran más creíbles a la capital del   imperio Romano. Las diferencias más notables son las omisiones en el relato de   Lucas de la estrella de Belén, los reyes magos, etc., mientras que esto aparece   en Mateo. Por su lado Mateo omite el canto que los ángeles hacen a los pastores   para que fueran a adorar a Cristo.

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